viernes, 22 de junio de 2007

Der Himmel unter Berlin

















El hombre alado, antes de 1880. Odilon Redon (Bordeaux 1840 - Paris 1916)

domingo, 6 de mayo de 2007

Ojo por diente
















La matanza de los inocentes, 1610. Pieter Paul Rubens (Siegen, Alemania 1577 - Amberes 1640)

Es como tragar cristales, pronunciar feticidio, que se te incrustan las uñas y las íes en el cielo de la boca porque, olvídate, ya no te queda garganta. Hay pequeños cuerpos violeta dentro de los contenedores de medio mundo y se llenan los oídos de tambores y por las sienes corren jinetes sobre carcasas de caballos, echando las hijadas hacia adelante, con las muelas llenas de espuma y los ojos sin ojos.

Esa masa de miembros que irrumpe, como un fauno embrutecido, en la sala de juegos, a la hora de la siesta, y te saca del sueño sacándote los huesos. Para qué matarnos si ya morimos solos.

Como nos han negado el Limbo, nuestra venganza, por fín, se librará en el Cielo.

jueves, 3 de mayo de 2007

Celebración

¡Qué suerte la nuestra! que queden, despues de los años, veredas vírgenes para calmarnos la sed.

martes, 27 de marzo de 2007

La daga


La durée poignardé (Duración apuñalada), 1938. René Magritte (Bélgica 1898-1967)


Me he vuelto a dormir en la butaca siguiendo el valse del polvo sobre la luz del mediodía -perdí la cuenta de los pasos al tercer cambio-... Ha debido de pasar mucho tiempo porque no queda nada en el cuarto salvo el olor del barniz y esta butaca; quizás los candelabros que, como la chimenea, nunca se encendieron (de ahí este frío) o el miserable segundero que regaló apenas dos minutos de gloria... Como un pálido ovillo, en el lugar de tu sombra, me pregunto si has cogido ese tren.

domingo, 4 de marzo de 2007

El espanto de puntillas















Eine kleine nachtmusik, 1943 (Pequeña serenata nocturna). Dorothea Tanning (Ohio, 1912).

Vuelvo a cada rato a subir las mismas escaleras, rojas de cera de suelos perfumada. Y pesan tanto las cortinas de terciopelo verde que siempre pensé que un día me atraparían debajo, fagocitando esas carnecitas tiernas con fauces textiles llenas de polvo -mas polvo enamorado-... No era el espejo, ni ese marco pan de oro con dos cabezas de caballo, sólo órbitas, no era el rincón oscuro del guardaescobas, ni la habitación en la sombra, ni los primeros escalones hacia el piso que olía a fruta podrida.
Era el espacio que quedaba entre estas formas, un hueco oscuro, rodeado por los reflejos que el mar dejaba en el dorado, en la madera, en la baldosa granate, en esos dientes blancos que se caerían... era el espanto en persona que me soplaba en los tobillos y me obligaba a moverme de puntillas no fuera a pisar algo vivo. Los rizos de la nuca helados como un sudario y la imposibilidad absoluta de volver hacia atrás.


A los niños y al miedo.

miércoles, 14 de febrero de 2007

Con el permiso del poeta

Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros
bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente sólo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

Vicente Aleixandre
.... te quiero

sábado, 10 de febrero de 2007

Aqvatinta











Soutaja, 2003. Juho Karjalainen (Finlandia)

La última noche hacía seis días que había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevo remando... La espuma negra, la barca negra, la madera que ulula como la boca del lobo, el hambre que aúlla como las alas del cuervo, el horizonte que vuela hacia el fondo de la cueva, el mar que se cierra en la garganta muda, el silencio negro de la noche.... la última noche hacía siete días que había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevo remando.....

viernes, 2 de febrero de 2007

Stimmung



















Cuartos. Vilhelm Hammershoi (Dinamarca 1864-1916)



Es el gran regalo, que atmósfera sea a ánimo lo que es luz a silencio... L`esprit que abre las puertas acaba de beberse tres humedales y se le ha llenado el cabello de plumas grises, es nido de migradoras.

Por la ventana, se observa recogiendo a los perros que ladran a las nubes preñadas, se saluda. La sal que trae en el abrigo, las suelas gastadas,... desde la habitación del fondo una voz: "Siempre quieres asustarme, entra, hace frío".

domingo, 28 de enero de 2007

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El Verso Níveo
f.r.t

jueves, 25 de enero de 2007

Glóbulos rojos


















Judit y Holofernes . Artemisia Gentileschi (1593-1652)

No para de hablar la herida, como un loro tatuado, habla y habla, que vaya despiste, que es una torpeza, que hay que fijarse;... repite la herida, muy poco discreta, que eso pasa por ir con prisas, habla de cuchillos mal afilados, queyalodecíayoqueesastijerasestabanviejasytuerrequeerre... así no se se puede!, se queja el arañazo, qué cosas!, dice una y otra vez el desgarro-cacatúa.

La sangre brota en silencio. Sin prisa, con su tripa de serpiente. Conoce el tiempo de las rocas y las mimosas. Sabe y calla.

sábado, 6 de enero de 2007

Amigos

R.A.E: Que gozan de la amistad como tratamiento afectuoso. Benéfico, benigno, grato. Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.

Desde un rincón de la torre, mis recuerdos van para vosotros, desinteresados y puros, de mente libre y espíritu fuerte que se refuerza con el trato, con el nuestro.

Asistimos juntos al parto, ha nacido sano y con los ojos de sus padres, con sus doce dedos bien formados y el cabello revuelto. Le bautizamos con champaña y frutos rojos y le dejamos en la cuna nuestros bienes más queridos. Nuestras canciones, nuestros cuadros, nuestros libros, todos nuestros versos...

Hasta que nos duelan los ojos y nos tiemble la voz, estaremos a la altura de nuestras circunstancias.