lunes, 30 de marzo de 2009

Las Hojas Muertas

Les Feuilles Mortes (les heures mortes), 1956. Remedios Varó



Alguien ha convocado a las hojas muertas para que me muerdan el paso de camino a casa y acabe perdida en el bosque. Me siguen sus raíces y se cuelan en los cimientos, crecen tupidos setos bajo la alfombra que desaparece en musgo y lombrices y las columnas se ramifican, como helechos lánguidos en el salón. La humedad, el frescor de los brotes amargos, curva el papel de pared, abombado de sabia/sangre y en la chimenea viven ahora los pájaros ciegos.



Una a una me como las migas que dejé.

Una a una recojo las pestañas - el bosque ya tiene ojos - y me tejo un abrigo de sombra.


Día tras día, las hojas muertas te traen a mi memoria.



La Chanson de Prevert, S. Gainsbourg:

miércoles, 4 de febrero de 2009

En silencio


El caminante sobre el mar de niebla -Der Wanderer über dem Nebelmeer-, 1818,
de Caspar David Friedrich (1774-1840)



Estamos justo en medio de la cuesta, lo suficientemente lejos del valle como para no ver allí las bolsas que dejamos por exceso de peso. Todavía lejos de la cima, el mar de nubes donde todo calla como calla la ciudad durante la nevada. Recordad la nevada, esa ecuación imperfecta que tira líneas discontinuas, verticales, congeladas... La nieve, la niebla y la muerte siempre en silencio, así se escucha todo lo que olvidamos ayer, así se advierte el murmullo del agua que corre a cientos de metros bajo nuestros piés.


-... si partimos esta uva, tenemos uva para dos.




A los que caminan.