miércoles, 4 de febrero de 2009

En silencio


El caminante sobre el mar de niebla -Der Wanderer über dem Nebelmeer-, 1818,
de Caspar David Friedrich (1774-1840)



Estamos justo en medio de la cuesta, lo suficientemente lejos del valle como para no ver allí las bolsas que dejamos por exceso de peso. Todavía lejos de la cima, el mar de nubes donde todo calla como calla la ciudad durante la nevada. Recordad la nevada, esa ecuación imperfecta que tira líneas discontinuas, verticales, congeladas... La nieve, la niebla y la muerte siempre en silencio, así se escucha todo lo que olvidamos ayer, así se advierte el murmullo del agua que corre a cientos de metros bajo nuestros piés.


-... si partimos esta uva, tenemos uva para dos.




A los que caminan.

5 comentarios:

–La Solipsista Sorprendida– dijo...

será que lloro por todo...

–La Solipsista Sorprendida– dijo...

(oye, ahora sí que sincronía de verdad... te había puesto el comentario anterior y cuando he vuelto a mi blog.. oh! me habías escrito!)
Maravilloso lo de BELLEZA, me ha recordado a "Que se mueran los feos", de B.Vian, es la misma idea.
Tengo que llevarte Planilandia y Vidas de Santos.

Fernando Pérez Fernández dijo...

Ánimo, Bárbara,
tiritas en los dedos de los pies
y a echar a correr.

muacs

Yuri dijo...

Estaba el tipo aquel que subía una cuesta empujando una roca fenomenal.
Luego vino el otro tipo, el que supo entenderlo sigloveintemente.
Después llegamos los demás y empezamos a ver piedras por todas partes.

Con esto digo que Friedrich bonito y Hölderlin de espaldas y besos.

Yuri dijo...

El médico me ha dicho que escriba cuando no pueda dormir y yo le he dicho que preferiría verle feliz y que los vecinos dejasen de jugar a las canicas. No es más que un problema de comunicación, pero a esto nos ha llevado. ¿Tú te crees?