jueves, 25 de enero de 2007

Glóbulos rojos


















Judit y Holofernes . Artemisia Gentileschi (1593-1652)

No para de hablar la herida, como un loro tatuado, habla y habla, que vaya despiste, que es una torpeza, que hay que fijarse;... repite la herida, muy poco discreta, que eso pasa por ir con prisas, habla de cuchillos mal afilados, queyalodecíayoqueesastijerasestabanviejasytuerrequeerre... así no se se puede!, se queja el arañazo, qué cosas!, dice una y otra vez el desgarro-cacatúa.

La sangre brota en silencio. Sin prisa, con su tripa de serpiente. Conoce el tiempo de las rocas y las mimosas. Sabe y calla.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Su tripa de serpiente me mece perdido
en las luminarias de
tu ojo. Una chispa activó
la conciencia, otra
la apagará. A tientas,
adivino
un golpe -lo palpo-, una
sutil operación
(bocabajo)
de extracción.

Quand on n'a compris
se pierde, de pronto,
el sombrero
entre las sombras
del parque.

Anónimo dijo...

on n'a pas compris

Una pizca de sol dijo...

Si remotamente pudiera explicar sólo una cosa, elegiría,... elegiría, ese apenas centímetro que no aspira a distancia que separa y une los párrafos; blanca laguna Estigia en la que estos niños echan maíz para los peces de colores sin atender a las barcas difuntas.