viernes, 15 de diciembre de 2006

Negro esperanza










De vez en cuando, viene el Diablo a tomar el té. Habla de las úlceras, de la posibilidad del odio, de la impotencia, del amor me habla,... del espanto... Se marcha como viene, dejándome en la lengua el mismo sabor a piedra y pantano de siempre.

Quiero verte cruzar mi puerta con los pies desnudos, con los ojos limpios, las manos y la boca llenas de tierra, quisiera que me trajeras, a dentelladas, el último trebol del mundo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy absolutamente en contra de convertir estos pequeños espacios de souvenirs en una colección de odios. No pienso seguir el juego de los comentarios acusadores, o de las referencias cruzadas que parecen haber surgido espontáneamente del aire, no me cuaja.

Lo ideal es hacer las cosas mejor, no peor. Aunque no siempre se pueda.

Un beso, mi pequeña cardiopatía.

Anónimo dijo...

Nunca te quitaré la razón en esto, erré con el lugar y el comentario.